domingo, 14 de julio de 2013

UN LIBRO, POR EJEMPLO


De parte a parte rotas, como un puente
Baldío, hojas que fueron luz y hoy yacen ciegas,
desprendidas del sueño al que se asían,
bajo el ojo feliz que las juntara.

Germen de un día, qué rebelión urgente
Volcó en el tiempo, en su precario hondón
de constante ruindad.

Las letras, las palabras, rangos perecederos,
Con su luz momentánea, con sus frágiles nudos,
perdidas ya en un rapto de sospechas,
Nada proclaman, ningún deseo fundan,
Envolturas de un aire sin su mundo.

El libro aquel reposa en la madera
Podrida de los años, convive acaso oscuramente
Con el ávido sueño que en su fe se reclina.
Qué movimiento borrascoso
Surge implacable desde el semillero
que se aferra a sus bordes, qué trámites de olvido
reducen a indigencia cuanto fue patrimonio
de un combativo pecho que lo irguió con su vida.

Una mano lo toca y se estremece el tiempo.
Se escucha allá en su fondo el vibrante estupor
de las cautivas hojas impregnadas.
(El libro está viviendo por virtud de esa mano.)
Después, palabra tras palabra,
piedra tras piedra, empieza a derrumbarse.
Ya es un eco en lo oscuro: lentas
sombras lo arrastran, ácidos del vacío
lo contagian de cautelosa herrumbre,
de erosión que primero fue entereza.

Un libro es un amor: un sustantivo mundo.
Lo no existente allí se transfigura.
Y al fin de su codicia es sólo amago
De caduca verdad, barrunto de evidencias,
Reconstrucción de indicios cercenados.
Sólo se salva aquel que ya nació intangible.

Caballero Bonald, José Manuel. Memorias de poco tiempo. Madrid: Cultura Hispánica, 1954.

Gracias a Puri Castro por compartir este poema


Manolo Valdés: Libros IV

domingo, 7 de julio de 2013

Un paseo por 2000 años de historia



La exposición nos muestra la importancia del papel como soporte, recorriendo su historia desde la creación en China hasta su introducción en España por Córdoba y Xátiva de manos del Imperio Árabe.

A través de 20 paneles explicativos y varios expositores, se nos invita a viajar hasta los tiempos en los que su receta era una fórmula secreta, o hasta las lejanas guerras entre traperos y papeleros cuando el papel se creaba a partir de ropa usada. Después, nos devuelve a nuestros días para explicarnos el origen del papel actual a partir de fibras vegetales como madera, cáñamo o juncos. En definitiva, lo que viene a enseñarnos esta evolución técnica es que la investigación con diferentes materiales venía motivada, como en todos los sectores, por la búsqueda del abaratamiento de costes en aras a una de mejor relación calidad-precio.

La muestra también expone una colección de filigranas, algunas auténticas obras de arte por sí mismas, y recuerda su importancia para datar el papel, determinar su origen o identificar al papelero en cuestión.

Pero eso no es todo: además de indicar los lugares del mundo significantes para el desarrollo de la industria, la exposición se detiene en puntos clave de la península y, muy especialmente, en los de la Comunidad de Madrid. De este modo, se traza un mapa de lugares asociados a la industria papelera –fábricas y molinos-, hoy en día abandonados o en desuso*.

En definitiva, una exposición muy recomendable para reflexionar sobre el origen de un material que usamos constantemente sin apenas reparar en él y sobre el hecho de que, aún surgiendo de material de desecho, es el portador por excelencia (y a pesar de las pantallas) de la escritura y, por lo tanto de la cultura en Occidente.

“Toma ejemplo del papel,
Que se hace de trapos viejos
Y sube  hasta los consejos
Y a que escriba el rey en él.
¿Quién hay que aliento no cobre
viendo el papel que ha subido a escribirle al rey, si hay sido
una camisa de pobre?”
Lope de Vega: “Lo que ha de ser”, Acto III.


*Aviso: como somos unos fetichistas insaciables, nos hemos propuesto visitar las ruinas de todos esos templos del papel; os mantendremos informados.

El papel: 2000 años de historia

Imprenta Municipal-Artes del libro
Hasta el 15 de septiembre (agosto cerrado)