viernes, 7 de febrero de 2014

Lo que he leído en la calle

Después de algunos meses, volvemos a la carga. Últimamente estamos encontrando textos y lugares maravillosos que estamos deseando compartir con nuestros seguidores.

Hoy, por razones de trabajo y por pura casualidad, he encontrado este fragmento de texto:

LO QUE HE LEÍDO EN LA CALLE

He continuado la lectura de los rótulos de la calle, y les aseguro que me resulta un pasatiempo cada vez más interesante e instructivo. Con permiso de ustedes voy a continuar la enumeración anterior:
El celeste Imperio. Artículos de China y Japón. -Máquinas de escribir.- Academia de pintura.- Calzados a precios de fábrica.- Teatro Variedades. Cinematógrafo y Titiriteros (...) y continúa. Lo acompaña esta ilustración:


Curiosamente, el texto es casi clavadito al que escribiera  Guilles Ivain en su "Formulario para un nuevo urbanismo"  de 1953, y que se incluyó en el número 1 de la Internacional Situacionista:

Nos aburrimos en la ciudad, La poesía de los carteles ha durado veinte años. (...) Nos aburrimos en la ciudad, tenemos que pringarnos para descubrir misterios todavía en los carteles de la calle, último estado del humor y de la poesía.
Baños de los Patriarcas
Máquinas de charcutería
Zoo de Nuestra Señora
Farmacia deportiva
Alimentación de los Mártires
Hormigón translúcido (...)


Y, a su vez, me ha recordado al planteamiento de la ciudad que Louis Aragon desarrolla en Le Paysan de Paris en 1926 y donde el trazado urbano aparece como un jeroglífico transitable en el que uno se sumerge como lo hace en la lectura concentrada de un libro sólo que, este entramado de carteles, no tienen sentido lineal.

En efecto, el rastreo nos lleva al París anterior a los años 20 donde la distracción propiciada por la flânerie invitaba a la lectura embobada de los primeros carteles callejeros, a la par que a la celebración de la ciudad moderna. 


Aún anterior, hacia 1913 Apollinaire expresaba su fascinación y estupefacción hacia lo urbano en Zone:

... las inscripciones de los letreros y de las paredes
las chapas de los anuncios chillan como loros
Amo la gracia de esta calle industrial
Situada en París entre la calle Aumont-Théville
y la avenida des Termes


Lo sorprendente del texto que yo he encontrado esta mañana, es que ni es absolutamente moderno, ni es francés sino que, por el contrario, sorprende por lo castizo y por su fecha; se trata de la edición de 1922 del Catón Moderno, el manual con el que se aprendía a leer en la España del turnismo político de Alfonso XIII. ¡Sorpresas de nuestra historia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario